El dolor no justifica todo. Estamos de acuerdo en que lo de Cromañon fue una tragedia, en la que existen muchos responsables, calificarlo de “masacre” implica que hay un plan, una intención de eliminar un grupo y víctimas que no pueden defenderse o cuya posibilidad de defensa ha sido menguada (Matanza de personas, por lo general indefensas, producida por ataque armado o causa parecida, dice el diccionario de la Real Academia).
Sería interesante preguntarse por qué, tanto los sobrevivientes, los familiares y los grupos políticos, apoyaron tan fervientemente la visión de masacre. Me parece que en esto hay mucho de no querer reconocer la propia responsabilidad, poner la culpa muy lejos, no hacerse cargo de haber tomado decisiones concretas que también formaron parte del haz de causas que generaron la tragedia.
Reconocer que hay responsabilidad de las víctimas no implica negar la calidad de tales, pero sí definir más racionalmente las cargas.
Nadie obligó a entrar a la gente al local y nadie los obligó a tirar bengalas en un lugar cerrado. Suponiendo que no hubiera media sombra que se quemara, tirar una bengala adentro ¿no implicaba que alguien iba ser herido? Parece que no tiene importancia que los jóvenes no registren las consecuencias de sus actos. ¿No significa esto reproducir un modelo paternalista?
Claro que existe responsabilidad de Los Callejeros, de Chabán, de los inspectores municipales, de bomberos y de la policía, y de Ibarra, éste último en menor medida, y la cual no debía implicar necesariamente su destitución.
Si Ibarra fuera responsable en el grado en que los deudos de Cromañon nos quieren hacer creer hay entonces responsabilidad por parte de todos los legisladores, los jueces administrativos … y señoras y señores, también tienen responsabilidad los padres o tutores, que dejaron que los pibes fueran a un lugar que “debían saber” era peligroso, poniéndose en el mismo tono acusador que ellos tienen.
En cuanto a la culpa una cosa es la negligencia y otra muy diferente el dolo, que significa querer un resultado determinado.
Nadamos en un mar de culpa, que nos engulle a todos y tiene relación con las cosas que aceptamos, lo que soportamos en función de mantener nuestros hábitos, generalmente de consumo.
Tragedias como ésta, pueden repetirse en cualquier lugar público, en que las normas de seguridad no se respetan y muchas veces, esto sucede porque esas normas de seguridad implican restricciones que nuestra ansia de consumir nos impide aceptar.
El tránsito debe ser el ejemplo más claro. Claro que hay una parte que depende de la infraestructura adecuada: calles, caminos y rutas que deben tener buenas condiciones de transitabilidad, pero ¿pretendemos, acaso, que cada esquina tenga un botón que nos pare, para que no vayamos a mil por hora, nos pongamos el cinturón, no entremos de contramano o no demos la vuelta en “U”?
Hay responsabilidades que no pueden delegarse en el gobierno o en el Estado y hay cosas que reclamarle al gobierno o al Estado que por comodidad no reclamamos. Tal vez por eso, cuando finalmente nos movilizamos queremos que se vayan todos, aunque no importe quién venga …
Un último comentario para la imagen patética de Patricia Walsh jurando abrazada a las zapatillas … qué pobreza de espíritu, ¿qué tal se sentirá jugar para Macri?
Comentarios
me quedé pensando como encarar el tema y luego pensé ¿por qué me quedo pensando? y pasa que si no opinás como la media, como indican o sugieren los medios es difícil-al menos para mí- encontrar las palabras, como que la idea es que nadie se ofenda, la idea es ser justo...
Pasa que si tenés algún tipo de cuestionamiento a las víctimas o a sus familiares parece que inmediatamente te transformas en asesino o defensor de asesinos;
salvando las distancias, enormes, lo mismo me pasa con los judíos, al menor cuestionamiemto hacia ellos pareciera que sos antisemita.
Es lo que siento, es solo mi percepción, no creo estar demasiado equivocada de todas maneras.
En Cromagnon pareciera que si lo que dicta la justicia no me gusta está mal.