Fue el tema más comentado en los ascensores y en los pasillos del Centro Cultural San Martín. “¿Viste que ahora ni siquiera vamos a poder tomar mate?”, bromeaba un empleado. “Vamos a tener que esconder la bombilla”, le seguía el juego otro. El mito se instaló después de la última visita sorpresa al San Martín del jefe de Gobierno, Mauricio Macri. “Podríamos empezar por dejar el mate de lado”, les sugirió el líder de PRO a los trabajadores, con su habitual estilo para decir las cosas. Los empleados entendieron que el dirigente debe asociar los amargos a la vagancia y la desidia. Dos cosas que, quién lo dudaría, el ex diputado desprecia. (Página 12)
Parece que tomar mate no es muy PRO que digamos...aahhhh! no sabe la alegría que me dá!
Parece que tomar mate no es muy PRO que digamos...aahhhh! no sabe la alegría que me dá!
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