Una de las razones por las que hemos decidido apoyar a este gobierno en estos más de 100 días de conflicto, es porque desde el primer día apreciamos el tufillo proto-golpista que tenía la embestida de los estancieros sojeros y sus secuaces.
(Nota: hay quienes al escuchar "golpe" solo piensan en militares, tendré que aclarar que un golpe se planifica desde lo económico, desde la desestabilizacion,desde intentar debilitar a un gobierno?...bueno lo aclaro por si hay alguien que piensa en "golpe" de una manera reduccionista y de paso pregunto: qué hubiese pasado con los gobiernos de Illia o de Alfonsín si alguien hubiese salido a decir la palabra "golpe", tal vez a alguien le hubiese parecido "exagerado" pero tal vez se hubiese cambiado el curso de los hechos).
Era obvio que cualquier medida que pretendiera redistribuir siquiera una mínima parte de la renta extraordinaria se convertiría en una gran batalla, que sería difícil porque los medios de comunicación son los medios de los sectores dominantes, cuya base siempre ha sido la propiedad del latifundio, que nos ha condenado como sociedad al subdesarrollo, más que nada el subdesarrollo mental que implica que el único horizonte sea la producción de materias primas, alineándose con la división internacional del trabajo que impulsan los países centrales. Este coloniaje mental de las clases dominantes argentinas responde a sus mediocres expectativas, que tienen el estrecho margen de su propio bienestar.
Hoy, vamos a la marcha a la Plaza de Mayo a bancar a un gobierno democrático, con el que podemos tener diferencias, pero cuando hay un enemigo tan claro, como es la SRA enfrente no hay que dudar. No comprendemos, no podemos entender que organizaciones que alguna vez se reivindicaron populares y revolucionarias como el PCR y el MST se hayan plegado a esta asonada golpista. Es claro, que las aguas se dividieron y ellos quedaron del otro lado.
Creemos, que los que cuestionan a este gobierno tienen el deber de encauzar sus críticas a través de formas de participación democrática, en lugar de la práctica espasmódica de salir a teflonear o a los bocinazos, pretendiendo que después las cosas las resuelvan otros. Es necesario que los sectores de las clases medias que realizan estas actividades alegremente como si se tratara de una murga de carnaval revisen los discursos que han realizado, cuyo contenido racista, discriminatorio y golpista, se encuentra plasmado, muy a su pesar en la crónica de los medios que los fogoneaban a protestar. Es por lo menos significativo, que no se haya cuestionado ni en los medios, ni entre los propios manifestantes expresiones de tamaña calamidad como decir "que la presidenta tiene que escuchar a los blancos". Dónde están los periodistas incisivos como Luis Majul, Lorena Maciel, Miceli, Lanata, Caparrós, y tantos otros hoy tan comprometidos con la línea editorial de las empresas mediáticas, que no se percatan de esos horrores levantados y repetidos hasta el hartazgo en un perverso sinfin.
Hoy, vamos a la Plaza a defender la democracia de los ambiciosos y los oportunistas, como las entidades rurales y la dra. Carrió, que mientras el pueblo sufre el desabastecimiento criminal impuesto por los cortes de ruta, son capaces de sentarse a comer en la mesa más paqueta de la Patria. La misma mesa que durante incontables años recibió entre las rositas rococó rosadas a los dictadores genocidas.
Vamos a la Plaza, junto a compañeros que no conocemos, a sostener un gobierno que tiene todo el derecho constitucional a impulsar medidas destinadas a incrementar la recaudación con el objeto de redistribuir la riqueza. A denunciar que este lockout genera desabastecimiento y aumento de los precios que afecta a los más pobres con la crueldad de las mesas vacías, mientras la leche, las verduras y las frutas se pudren a la vera de las rutas cortadas. A remarcar que los cuatro jinetes del apocalipsis y su chirolita entrerriano, nunca tuvieron la real voluntad de dialogar, sino que su pretensión es no pagar ninguna retención, ningún impuesto, negrear a sus trabajadores, desalojar a los campesinos y realizar desmontes para extender la frontera de la soja, a costa de la soberanía alimentaria de los argentinos. Y que, además, mienten descaradamente, cuando dicen que levantan las medidas, mientras los autoconvocados se quedan en las rutas, armados y desafiantes, requisando camiones como si fueran de la DEA.
Vamos a la Plaza, en fin, a profundizar la democracia con justicia social y en esto, no damos NI UN PASO ATRÁS.
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