Plato principal: lomo con espárragos y bastones.
Postre: milhojas de manzana y panacota.
A la cabeza de la mesa, la anfitriona.
A su derecha (je!), la líder de la CCL Elisa "la partera apocalíptica" Carrió,
el presidente de la FAA, el "revolucionario" Eduardo Buzzi, y Raúl "las bases" Sobrero, un agroproductor entrerriano.
A la izquierda (y es solo una ubicación espacial) el duro Alfredo "garganta con arena"/"diente de leche" De Angeli, el aristocrático Luciano "un peso pa'la birra" Miguens y el ¿periodista? Maximiliano Montenegro.
Y la señora dijo: “¡Ayyyy, qué miedo que tengo! ¡Tengo miedo a la revolución, a la guerra civil, al enfrentamiento entre pobres y ricos, cosa que nunca pasó en la Argentina!”.
A su lado, todos asentían con gestos graves, adustos, compungidos.
– El Gobierno se queja de que la gente sale a cacerolear. ¿De qué forma se van a manifestar, si no? –interrogó.
Nadie respondió.
Dirigiéndose al Alfredo:
– ¿El sábado fue su 17 de octubre?
– La verdad no me esperaba que actuaran así.
– Se le vio toda la panza... ¿Qué fue lo que pensó? ¿Se dijo que tenía que empezar régimen?
– Hace 90 días que no me muevo más. Antes caminaba 50 minutos y corría otros 10.
De golpe, la pantalla se partió a la mitad. La conexión era con el Atilio, el melli con diente original, que la invitó a hacer uno de los emblemáticos almuerzos allí, al costado de la ruta. La Chiqui quedó en contestar.
Al comienzo del segundo bloque, la señora miró fijamente a cámara y lanzó una pregunta inocente:
Carrió "en su salsa" dijo: “Escuchen lo que digo, escúchenme: el país está al borde de la violencia de un hombre que no tiene sensatez y ha declarado la guerra. Tenemos que resguardar la unidad de la Nación ante aquellos que quieren dividirnos. Somos los garantes de la paz. Yo me paso todas las noches rezando, tengo miedo".
De Angeli aclaró que no será senador ni diputado.
Buzzi advirtió que Luciano Miguens “no es Martínez de Hoz”.
El martes pasado Raúl Castells y el Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD) "en sintonía con los reclamos del campo" entraron en la Catedral Metropolitana con sus pecheras amarillas, bombos, pancartas y repitieron la lectura de un documento ante el vicario de turno.
- Luis, con su correspondiente cartel, que es un productor sojero de Intendente Alvear, La Pampa. Tiene a sus hijas estudiando en Buenos Aires, vino a visitarlas y aprovechó para acercarse a la esquina de Callao y Santa Fe pero se lo notaba desilusionado por la escasa convocatoria y ofuscado con la presidenta Cristina Fernández:
“Pone cara de buena frente a las cámaras, se hace la sensible, pero lo que dice en contra de los productores demuestra que su alma va por otro lado”.
- Un señor calvo revela que en su juventud fue cadete del Colegio Militar y que allí tuvo como jefe de instructores a quien considera “su ídolo máximo”: el ex dictador Jorge Rafael Videla. No extraña, entonces, su discurso:
“La solución a este conflicto es matar a todos los montoneros que hay en el Gobierno”.
-Una señora de tapado de piel y tostado veraniego quiere saber qué pasa, por qué están las cámaras. Cuando le nombran a la Presidenta, se le eriza la piel:
“Qué viene a decirnos que hay gente que la está pasando mal. Todos la pasamos mal. ¿Cuál es la solución? Hay que sacarlos, sacarlos del gobierno. Hay que hacerle un juicio político a la Presidenta. A ella hay que aplicarle la letra de la Constitución”.
“Las retenciones son un desastre, igual que la deuda monstruosa que tenemos con Venezuela. Esa deuda que nos dejó ‘ojitos mágicos'". "Lo que pasa es que el Gobierno está vendiendo el país, al Estado de Israel”. Para no pecar de antisemita, se apresura a aclarar: “No soy antijudía. Soy amiga de una mujer judía dueña de un comercio de la calle Santa Fe. Mi problema es el Gobierno, no los judíos”.
Fuente: Pág. 12.
Comentarios