Ramos dixit
El derrumbe del grupo Graiver ya era evidente semanas antes de la muerte o desaparición de David, hecho que contribuye en forma decisiva a precipitarlo. El desorden era total, situación que se puso de manifiesto el 3 de noviembre del ´76. Ese día, Papel Prensa convocó a una asamblea extraordinaria a fin de regularizar las transferencias accionarias. Al mismo tiempo llovía sobre los Graiver todo tipo de presiones y sugerencias para que se deshicieran de sus empresas.
Entre los mensajes que se recibieron en esos días, uno llegó a Miguel de Anchorena. Era el encargado de la sucesión de David Graiver. Anchorena recibió una comunicación de Francisco Manrique, vinculado a la familia desde que David colaborara con él en Bienestar Social, en las que se le transmitía el interés del gobierno para que el paquete accionario de Papel Prensa fuera vendido a los diarios Clarín, La Nación y La Razón. La planta sería inaugurada durante el mismo gobierno del general Jorge R. Videla, el 27 de setiembre de 1978 con la asistencia del propio Videla y Ernestina Laura Herrera de Noble.
(…)
Las vinculaciones Montoneros-Graiver-Papel Prensa habían estallado ante la opinión pública a comienzos del año 1977, cuando los miembros de esta familia fueron detenidos. El gobierno intentó entonces sustraer a la empresa, de la cual -recuérdese- era socio el Estado, mediante una intervención, que corrió por cuenta del capitán de navío Alberto D´Agostino, designado ¨veedor interventor¨.
(...)
Lo que sigue es de una importancia central: El capitán D´Agostino denuncia, por ejemplo, que todo el capital aplicado por los diarios a la compra del paquete accionario de los Graiver procedió de dos préstamos bancarios. El primero correspondió al Banco Español del Río de la Plata y fue de un monto total de $ 2.400.000 dividido en partes iguales entre los tres diarios. El plazo era de 180 días renovables y la tasa de 110% anual. Las garantías fueron sorprendentemente a sola firma sin aval. Por una suma similar, el otro crédito correspondió al Banco Holandés Unido de Ginebra. El plazo era de 60 meses amortizable en cinco cuotas semestrales iguales consecutivas con el primer vencimiento recién a los 36 meses.
(…)
Además D´Agostino denunció en su informe -también esto es muy importante porque muestra la total complicidad del gobierno militar con los tres diarios- que las acciones de clase ¨A¨ no fueron integradas por los diarios con fondos propios. Pagaron mediante diferimientos impositivos. Es decir, cada 100 pesos aportados sólo 25 eran fondos propios.
Los cerrojos a la Prensa – Julio Ramos
Lanata dixit
En 1976, a través de testaferros, Graiver controlaba la totalidad de Papel Prensa. El banquero, entonces de 35 años, murió en un confuso accidente de un vuelo privado que cubría el trayecto Nueva York-Acapulco. En David Graiver, banquero de los Montoneros Juan Gasparini relató el momento del traspaso de acciones: “Lidia, la viuda, fue convencida para firmar el preboleto de venta sin chistar. Reunió a Juan (el padre de David) y a Isidoro (su hermano).
Mordiéndose de rabia, les pidió que la acompañaran al solemne acto, celebrado en La Nación, en Florida entre Corrientes y Sarmiento, en el despacho del Dr. Bartolomé Mitre, a quien acompañaban Patricio Peralta Ramos de La Razón y Héctor Magnetto de Clarín, encontrándose también como invitado Máximo Gainza Castro de La Prensa”.
El traspaso a los tres diarios se firmó el 18 de enero de 1977. Después de ceder las acciones los miembros del Grupo Graiver fueron detenidos e intervenidos en todos sus bienes para evitar que algún reclamo de heredederos afectara la tenencia de Clarín y sus socios. El general Camps, jefe de Policía de la provincia de Buenos Aires, efectuó personalmente las detenciones.
Los Graiver ni siquiera cobraron la cesión de las acciones. Gracias a gestiones de la dictadura, los diarios lograron dos créditos: del Banco Español del Río de la Plata y del Banco Holandés Unido sucursal Ginebra, por 7.200.000 dólares, a sola firma y sin avales. Años más tarde, ante el fiscal de Investigaciones Administrativas Ricardo Molinas, Magnetto declaró que el préstamo tuvo un aval de una papelera internacional, pero se negó a ratificarlo por escrito a pedido del fiscal.En mayo de 1977, en una solicitada publicada en su tapa, Clarín, bajo el título “A la opinión pública” dio su versión de la compra de Papel Prensa, aclarando que “la transacción se celebró a la luz pública y con el consentimiento previo y posterior del Estado”, algo que se hizo –decía– “resguardando el abastecimiento para todos los diarios de su principal insumo, en defensa de la libertad de prensa, de conformidad con una centenaria tradición argentina y respetando uno de los soportes de nuestro estilo de vida”. El primero de agosto de 1978, en la tapa de La Nación, puede verse una fotografía cívico-militar de inauguración de la planta.
La Historia se escribe en Papel – Jorge Lanata
(N. del B.: la nota de Lanata puede googlearse, pero no encontrarse en el diario original en el que fue escrita, porque la sociedad controlante del Diario Crítica cerró sin pagarle el sueldo a sus empleados, tiempo después del retiro como director del periodista Jorge Lanata. La sociedad controlante del Diario Crítica estaba integrada entre otros por Antonio Mata (Marsans) y el ex-juez Gabriel Cavallo, hoy defensor de la Sra. Ernestina Herrera de Noble.)
Por otro lado encontramos que LN y Clarín publican, sin avergonzarse lo siguiente:
Los accionistas privados de Papel Prensa venimos denunciando desde hace casi un año un plan del gobierno nacional para apoderarse de la compañía y controlar el papel para diarios, insumo esencial de la prensa libre. Controlar el papel es controlar la información, y esto es lo que el Gobierno viene buscando a través de varias herramientas: la propaganda oficial, la ley de medios, el control del acceso a la información, el manejo militante de los medios públicos y la multiplicación de los medios paraoficiales. En los últimos días, esta intención de avasallar el derecho de la sociedad a la libre elección y expresión se reveló de manera muy clara con la cancelación de la licencia de un proveedor de Internet.
Bueno, a confesión de parte relevo de prueba, ellos declaran haber controlado a la prensa desde 1977. Es lo que dijo la Presidenta en su discurso, pero si lo dice el gobierno está mal, aunque lo hayan dicho los monopolios antes.
Esta misma matriz autoritaria y de control mediático es la que se viene revelando en Papel Prensa. El Gobierno ha elegido varios mecanismos para cumplir su cometido, y también ha elegido un personero para todos esos frentes, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que ha sido denunciado penalmente por LA NACION y Clarín por llevar adelante un plan ilegal para hacerse de la compañía.
Después de su incursión con guantes de boxeo en una asamblea, y de amedrentar al personal con alocuciones bélicas, el último capítulo de Moreno al frente de su cruzada ha sido pretender arrogarse facultades judiciales y liderar una falaz investigación sobre la historia de la compañía, buscando convertirla en un caso de derechos humanos y de delitos de lesa humanidad, algo que le fue ordenado desde lo alto del poder y que resulta inconcebible hasta en las especulaciones más maquiavélicas. Para esto viene distorsionando con alevosía hechos históricos, manipulando dolosamente personas y situaciones, reclutando aliados de sugestiva plasticidad y reescribiendo la historia, bastardeando así la bandera de los derechos humanos, en lo que constituye una de las prácticas más deleznables del kirchnerismo.
Nunca, en 27 años de democracia, Papel Prensa recibió ningún cuestionamiento administrativo o judicial por su origen. La empresa nació en 1972 de la mano de la Editorial Abril, de César Civita, luego fue adquirida por el grupo Graiver y en 1976, cuando este último atravesaba graves problemas financieros con la quiebra de dos de sus bancos en el exterior, fue ofrecida por sus dueños a Fapel, sociedad constituida por los diarios LA NACION, Clarín y La Razón. Fapel había nacido dos años antes para construir otra fábrica de papel, pero decidió abandonar su proyecto para asegurar la continuidad del de Papel Prensa, empresa que en ese momento se encontraba endeudada y paralizada.
La compraventa se llevó a cabo el 2 de noviembre de 1976. Fue una operación absolutamente legal y pública, anunciada en todos los diarios de la época. La Opinión, de Jacobo Timerman, padre del actual canciller, afirmó que se trataba de una "ventajosa operación" para los Graiver. En ese momento no había salido a la luz la conexión del grupo Graiver con la organización armada Montoneros, vínculo que en marzo y abril de 1977 desencadenó el repudiable secuestro de varios miembros de ese grupo por la dictadura militar.
Los integrantes del grupo Graiver, vendedores de la empresa, fueron ilegalmente detenidos 5 meses después de la venta de Papel Prensa y por imputaciones ajenas a este tema. Al momento de esa operación, los Graiver estaban libres: no habían sido secuestrados ni torturados ni amenazados por la dictadura gobernante. Así surge de las causas en las que declararon en democracia, tanto ante el juez federal Miguel Pons como ante la Cámara Federal, en este caso luego de la condena a las Juntas Militares. La Justicia no encontró vínculo alguno entre la detención de los Graiver y Papel Prensa. La compra también fue investigada, ya en democracia, por el entonces fiscal nacional de Investigaciones Administrativas, Ricardo Molinas, que no encontró irregularidades.
En este punto cabe citar el artículo de Lanata, respecto a la investigación del Fiscal Molinas, que fue archivada: “El fiscal Molinas emitió un duro dictamen sobre Papel Prensa el 29 de febrero de 1988, en el que acusó:
–al ex dictador Lanusse de abuso de autoridad y malversación de caudales públicos.
–al Grupo Graiver de haber utilizado testaferros en violación al pliego de condiciones.
–a la Junta Militar de encubrimiento y omisión de denuncia por la operación de transferencia de acciones y posterior interdicción de los Graiver.
–a todos los representantes del Estado en la empresa por incumplimiento de deberes de funcionario público.
Cuatro años después la causa penal fue sobreseída por prescripción.”
“Papel Prensa es uno de los casos de corrupción más graves de la historia argentina –escribió, junto a su hijo, el fiscal Molinas en su libro Detrás del espejo–. Pone de manifiesto las relaciones y procedimientos empleados por los grandes grupos de poder.”
En todos esos procesos declararon los hermanos Lidia y Osvaldo Papaleo y nunca mencionaron presión alguna de los diarios. Lidia Papaleo también declaró en sede judicial que no participó de las negociaciones, que fueron llevadas a cabo por Juan e Isidoro Graiver, padre y hermano, respectivamente, de David Graiver. Ella sólo firmó en representación de su hija menor y por una parte minoritaria de las acciones que pertenecían a la sucesión de David Graiver. Pero la venta de esas acciones no se concretó porque el juez que debía aprobarla nunca se expidió. Así, pasaron al Estado Nacional junto con otros bienes de los Graiver.
Desde que se reveló el plan del Gobierno para apropiarse de la compañía, los voceros oficiales y sus aliados circunstanciales vienen cambiando su discurso cuantas veces fuera necesario para intentar instalar una mentira que resulte incomprobable o al menos deje sembrada una duda. Siguiendo la máxima de Joseph Goebbels, el padre de la propaganda nazi, "miente, miente, que algo quedará", primero dijeron que la empresa se vendió con los Graiver secuestrados; después, que se hizo en un intervalo de su secuestro, y finalmente, que fue bajo presión de los diarios.
Lidia y Osvaldo Papaleo y Rafael Ianover declararon en democracia respecto de los vejámenes que sufrieron durante su secuestro. Jamás denunciaron estos hechos que hoy, sugestivamente, aparecen de la mano de Guillermo Moreno y tras reunirse con el matrimonio Kirchner. El objetivo para la cúpula del poder es obvio: una nueva manera de ir contra la prensa independiente, en este caso a través del control de su insumo básico y del intento de criminalizar a los principales diarios del país.
Papel Prensa fue una empresa perseguida por el entonces almirante Emilio Massera -quien logró intervenirla- y ahora lo es por los Kirchner y por Moreno. La frase de este último "aquí no se vota", proferida a los gritos en la última asamblea, es una buena metáfora para comprender las semejanzas de quienes buscan o han buscado controlar la información en la Argentina.
Es de esperar que la manipulación de los derechos humanos, la mentira lisa y llana y la persecución de raigambre autoritaria encuentren rápidamente un freno decidido en las instituciones de la democracia.
Coincidemente con este manifiesto de La Nación y de Clarín, Jorge Lanata en una entrevista dada a TNbaum, declara lo siguiente, en lo que rogamos a los lectores-televidentes prestar atención a la notable asimilación de la línea editorial del monopolio por parte del periodista:
Entonces, a la luz de los hechos y no de las palabras, es que se entiende este y otros exabruptos similares del que otrora fuera l´enfant terrible de los mass media, junto a su fiel (o no tanto) Robin, que se las arreglan para embarrar la cancha, y terminar jugando para el lado del monopolio, al que por una casualidad, de esas que Menem solía llamar permanentes, titulan de la parte débil del conflicto.
Lanata, nadie te puede obligar a ponerte del lado de alguien con quien no comulgás. Y en la discusión de medios y fines, se te ha visto transigir como detalláramos más arriba, contra los más débiles, a no ser que caratulemos a Marsans de tal cosa. ¿Sería un medio legítimo dejar a los trabajadores de Crítica sin sus salarios, para un fin más elevado, salvar a Marsans?
Decir que los funcionarios como Moreno hacen justicia por mano propia es una flagrante mentira, que la exposición detallada de la Presidenta sobre la situación de Papel Prensa es tomar la justicia en sus propias manos, es claramente, faltar a la verdad. Es juzgar por anticipado, poniendo toda la carga de negatividad en un gobierno que peleó contra los monopolios para sacar la ley de medios, que 27 años de democracia no habían conseguido alterar.
Preguntarse por qué ahora, es una deuda pendiente para preguntarle a todas las administraciones empezando por Alfonsín, utilizando algún médium o una tabla de ouija.
Entonces, la pregunta no es ni por los medios, ni por los fines, ni por los tiempos, la pregunta esconde el no revelado propósito de defender arteramente a los CEO de los medios que se quedaron con Papel Prensa, a cualquier precio. Y el precio Lanata es tu integridad.
Nadie, salvo la justicia va a meter preso a Magnetto o a Mitre. Nadie tiene porque temer que un escuadrón de justicieros salga de la Rosada a perseguir “enemigos”. Eso en esta Argentina no pasa. Sucedía en el país que dejamos atrás con los juicios a los genocidas, sucedía en el Terrorismo de Estado del que los dueños de Papel Prensa fueron socios, cómplices y beneficiarios.
Habría que preguntarse, por otro lado, de dónde salieron los escuadrones que realizaron los sabotajes que dejaron a los usuarios de Telefónica sin internet, por ejemplo, algo que seguramente no hicieron los usuarios de Fibertel en venganza, sino gente con mayor capacidad logística y técnica de esferas mucho más duchas en este tipo de menesteres.
Es como lo de Moreno con los guantes de box, convertido por el monopolio, en un artículo de fe sobre el patoterismo, pero que soslaya cuidadosamente que Soaje Pinto, el abogado de Aguirre, le rompió la nariz a Reposo. No vamos a descubrir nada sobre el ocultamiento de la información y su manipulación, no vamos a ganar ningún premio por semejante perogrullada, más cuando lo que se defienden son intereses constantes y sonantes, lo que sí vamos a dejar claro, es que vos, Lanata, te movés en defensa de esos intereses, capaces de mutilar las instituciones, de pervertir la democracia para hacer una política a la medida justa de sus ambiciones.
El gobierno no intenta reemplazar al Poder Judicial, Fibertel no tenía problemas hace 8 años, empezó a tener problemas cuando lo absorbió Cablevisión. En eso también mentís, porque obviamente no sos un distraído que desconoce desde cuando se arrastra el tema de Fibertel.
No sos muy distinto a Fontevecchia, ahora resulta que Kirchner está enfermo de poder. No hay problema con los políticos que se subordinan a las corporaciones eso está bien, eso es la democracia que soñás, junto Magnetto.
¿Cuestionarle el poder a las corporaciones es estar enfermo de poder?
¡Claro! en un país donde las corporaciones venían haciendo lo que se les daba la reverendísima gana resulta osado, una locura que te quieren hacer pagar cara, con la descalificación permanente, con la burla, con la construcción mediática de un paraíso de iguales, en el que el control remoto lo tiene Magnetto y sus socios. Como esta construcción es débil, falaz, entonces recuperamos los viejos conceptos, las viejas teorías que teníamos archivadas en un arcón, y salimos con los tapones de punta con la teoría de los dos demonios, que en realidad, siempre es uno, el demonio el pueblo, porque ya sabemos que en la disputa, el monopolio es débil contra el gobierno popular, según tus propias reflexiones. Por eso recuperás aquellas viejas letanías sobre la violencia política, inaplicables a la cultura política actual, en la que las transformaciones más profundas en Latinoamérica se llevan a cabo durante gobiernos democráticos, ungidos victoriosos muchas veces en la urnas, pero mediáticamente calificados de autoritarios en forma repetitiva y constante, hasta convertirlo en una “verdad”, una verdad mediática, que se autojustifica pantalla, tras pantalla, y titular tras titular y eso para vos no es violencia. Erosionar las democracias y las instituciones es un deporte al que se puede ir vestido casualmente como TNbaum.
Lo que no decís Lanata, es que el Estado que forma parte de la empresa, viene reclamando la información, y el acuerdo de los accionistas privados impide que el accionista minoritario, pero que siempre pone los tejos, o sea, el Estado, o sea, nosotros, acceda a la información. Y por eso dice nuestra Presidenta dice acertadamente:
“Creo que es bueno aclarar el porqué de la decisión de realizar este informe, es que cuando tomé la decisión de nombrar a la licenciada Paglieri y a otros funcionarios en la representación de Papel Prensa, lo cierto es que a partir de allí comenzaron sistemáticamente todas las negativas al pedido de documentación y de información que como socios minoritarios tenemos derecho a formular en nombre del Estado Nacional, a punto tal que debimos solicitar la intervención de la Justicia que designó un administrador judicial que participa en todas las reuniones de directorio a los efectos de ver si podemos lograr llegar a esa documentación que nos permita verificar realmente lo que pasa allí dentro.”
(…)
Ahora bien, ¿quién controla Papel Prensa Sociedad anónima? Desde hace 33 años, voy a tomar como fecha la publicación del día 19 de mayo de 1977 en ambos diarios, en La Nación y en Clarín, donde dan cuenta, como decía el doctor González Arzac, de su tratamiento con las juntas militares para finalmente quedar a cargo de Papel Prensa; hoy la composición de Papel Prensa es 37% el grupo Clarín,12% de SIMECO, que está controlada por el grupo Clarín. ¿Qué es SIMECO? Es una sociedad que originalmente se conformó entre La Nación, Clarín y el grupo Prisa, español, ellos en ese momento salieron de shopping por el interior -ya que utilizaron esa palabra algunos- a comprar diarios. En ese momento se compró La Voz del Interior de Córdoba, Los Andes de Mendoza y otros diarios de la República Argentina. Luego se retira el grupo español y vende, como La Nación no tenía para comprar la parte la compra Clarín y por lo tanto Clarín y SIMECO tienen el 49% de las acciones más el 23% de La Nación, y el Estado Nacional un 27,50% más un 0,50% de Télam residual. Merced a un pacto de sindicalización de acciones celebrado en el año 1977 entre los entonces diarios controlantes, Clarín, La Nación y La Razón, en las personas de los señores Bartolomé Mitre, Héctor Magnetto y Patricio Peralta Ramos, se conforma el denominado Comité Directivo que sería el que llevaría las posiciones uniformes al directorio y se votarían en base a los intereses de las empresas que ellos representaban y no de Papel Prensa. Este pacto de sindicalización recién la Comisión Nacional de Valores lo pudo conocer este año.
¿Cómo obtuvimos este pacto de sindicalización que no estaba ni en la Comisión Nacional de Valores, pese a que había una nota presentada por Clarín? Estaba la nota pero no estaba el pacto de sindicalización. Fuimos a la Inspección General de Justicia, que es donde están anotadas todas las sociedades, tampoco estaba allí, pero lo encontramos en un expediente judicial, en la quiebra del diario La Razón. ¿Por qué estaba en la quiebra del diario La Razón, el único lugar que pudimos extraer copias? Porque precisamente en esa quiebra se efectiviza el pacto de sindicalización para que los dos diarios, Nación y Clarín, sustraigan a la masa de la quiebra del diario La Razón, algo que no se puede hacer porque ustedes saben que el fuero de esta acción es universal y no debería haber sido hecho, pero en base a ese pacto de sindicalización el juez de ese entonces decide que la parte que le correspondía a La Razón no integrara, pese a que era el mayor activo de La Razón, la quiebra si no permite la venta a los otros dos diarios.
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