“Disculpá, llegué tarde”, dijo, mientras extendía su mano con un billete de cien pesos. Sabía que llegaba media hora después de lo previsto y pensó que broma mediante evitaría cualquier reproche. Lo que no imaginó el titular del bloque K en la Legislatura, Diego Kravetz, era que el chiste le iba a salir caro. Porque a Mauricio Macri no le importó que se tratara de un encuentro con legisladores porteños, ni tampoco que no fuera uno de sus ministros, a quienes les cobra entre cincuenta y cien pesos de multa cuando no concurren a horario a las reuniones de gabinete: sonrió, agarró la plata y se la metió en el bolsillo. (Página 12 - 15/12/07)
Comentarios
Así que le cobra a los que llegan tarde y se afanará el erario público por ser muy puntual.
Los recovecos de los garcas argentinos son infinitos...