Neo-fisiocratismo (?), del campo a su mesa
Por Julio Sevares - 24/04/08
La rebelión campera reavivó la ancestral cultura pastoril nacional y la idea de que, aún en plena época industrial-tecnológica, el país le debe la riqueza al fruto de la tierra. Se trata de un neo-fisiocratismo, que atrasa tan sólo un par y medio de siglos.La fisiocracia, que puede traducirse como “gobierno o poder de la naturaleza”, nació en Francia en el Siglo XVIII, en el contexto de una crisis económica y agrícola.
Los fisiócratas sostenían que la riqueza proviene de la producción y particularmente de la tierra, que es la única que puede generar un excedente después de destinar parte de lo producido a la alimentación y a cubrir los costos de producción. El producto agrícola es la base de la acumulación de capital, porque con la renta se hacen los adelantos con los que la manufactura produce y se mejora la agricultura.
Los artesanos y los comerciantes no producen más que lo que consumen por lo cual son considerados la clase estéril o gastadora.
Los fisiócratas rechazaban los controles de comercio exterior del mercantilismo porque consideraban que la riqueza no provenía del comercio exterior (y del oro que los mercantilistas se empeñaban en acumular para fortalecer el estado y blindar la economía nacional) Adam Smith alabó el sistema fisiocrático especialmente por su propuesta de reducir los aranceles e, inclusive, como explica el profesor Mark Blaug, Smith nunca abandona la convicción de que es la agricultura y no la manufactura la principal fuente de riqueza, descuidando el análisis del capital físico. (Teoría Económica en Retrospección, Fondo de Cultura Económica).
Esto puede explicarse porque Smith, como los fisiócratas vivían todavía en una economía de base agraria, a pesar de que en ese momento se iniciaba la revolución industrial que era poco visible. Blaug explica que, en sus análisis Smith da ejemplos de procesos industriales que provienen de la edad media y no de algunos que existían en su tiempo, incluso algunos como la lanzadera de Kay o la hiladora de Arkwright, iconos de la revolución industrial.
Internamente, los fisiócratas proponían un gobierno “natural”, naturalmente liberal, resumido en la famosa consigna de “laissez faire, laissez passer”, dejad hacer dejad pasar.
Como explica Eric Roll en su Historia de las Doctrinas Económicas (Fondo de Cultura Económica), “Según los fisiócratas, la sociedad humana se regía por leyes naturales que no podían nunca ser modificada por las leyes positivas del estado. Dichas leyes establecidas por una Providencia bondadosa para el bien de la humanidad, estaban tan claramente manifiestas que bastaba un poco de reflexión para descubrirlas.“ (¿Les suena haber escuchado algo así últimamente?)
El pensamiento fisiocrático tuvo, sin embargo, algunos puntos interesantes para rescatar en la actualidad. Uno de ellos es el Tableau Economic, o Cuadro Económico diseñado en 1758 por Francois Quesnay, en el cual el médico de Luis XV, expone un esquema de la circulación de la riqueza en el interno de una sociedad que servirá de inspiración para posteriores análisis estructurales de la economía. Aunque no considera la capacidad de la actividad manufacturera para generar valor a partir de la transformación del producto agrario, el cuadro es un aporte conceptual al análisis de la economía como un sistema de interrelaciones.
Un Tableau moderno incluiría el papel de la manufactura y mostraría como, el campo actual no podría producir al nivel que lo hace sin los insumos industriales, tecnológicos y de servicios (los cuales funcionan, por otra parte, sobre la base de productos industriales, como es el caso del transporte)
Otro punto interesante y contradictorio con los propios intereses de quienes apoyaban la escuela, es que, si se considera que el agro es la única fuente de riqueza, tiene que ser, también, la única fuente de tributación. Eric Roll explica: “La actitud fisiocrática hacia la tierra tiene un aire casi feudal, reforzado por su apasionada defensa de la propiedad territorial. Pero como se consideraba a la tierra como la única fuente de riqueza, la conclusión práctica era contraria al interés de los terratenientes: el impuesto único”
Si se siguiera la lógica neo-fisiocrática hasta las últimas consecuencias, y se atendiera a las pretensiones productivistas agrícolas, las retenciones, fijas, móviles o bailoteantes, o cualquier otro impuesto que se aplicara, (o el cobro de los impuestos vigentes que se evaden masivamente en el campo) serían económicamente racionales.
(Sobre cuál es el aporte del campo a la riqueza, ver Aporte del Campo y de la Industria al Crecimiento 2)
PD: respondiendo a las múltiples y típicas acusaciones de citadino que, por lo tanto, no conoce el campo: no hace falta vivir en el interior para conocer la macroeconomía del país, sin contar con que muchos de los propietarios viven más en la ciudad que en sus explotaciones y no son "hombres de campo" sino empresarios que invierten en el negocio agropecuario. Si se aceptara la crítica, sólo un industrial podría hablar de la industria (y debería considerárselo un sufriente y transpirado trabajador), sólo un pobre podría opinar sobre pobreza y sólo un comerciante sobre comercio (Y habría que considerar a Alfredo Coto un almacenero con riesgo de varices porque pasa sus días parado tras un mostrador).
Por Julio Sevares - 24/04/08
La rebelión campera reavivó la ancestral cultura pastoril nacional y la idea de que, aún en plena época industrial-tecnológica, el país le debe la riqueza al fruto de la tierra. Se trata de un neo-fisiocratismo, que atrasa tan sólo un par y medio de siglos.La fisiocracia, que puede traducirse como “gobierno o poder de la naturaleza”, nació en Francia en el Siglo XVIII, en el contexto de una crisis económica y agrícola.
Los fisiócratas sostenían que la riqueza proviene de la producción y particularmente de la tierra, que es la única que puede generar un excedente después de destinar parte de lo producido a la alimentación y a cubrir los costos de producción. El producto agrícola es la base de la acumulación de capital, porque con la renta se hacen los adelantos con los que la manufactura produce y se mejora la agricultura.
Los artesanos y los comerciantes no producen más que lo que consumen por lo cual son considerados la clase estéril o gastadora.
Los fisiócratas rechazaban los controles de comercio exterior del mercantilismo porque consideraban que la riqueza no provenía del comercio exterior (y del oro que los mercantilistas se empeñaban en acumular para fortalecer el estado y blindar la economía nacional) Adam Smith alabó el sistema fisiocrático especialmente por su propuesta de reducir los aranceles e, inclusive, como explica el profesor Mark Blaug, Smith nunca abandona la convicción de que es la agricultura y no la manufactura la principal fuente de riqueza, descuidando el análisis del capital físico. (Teoría Económica en Retrospección, Fondo de Cultura Económica).
Esto puede explicarse porque Smith, como los fisiócratas vivían todavía en una economía de base agraria, a pesar de que en ese momento se iniciaba la revolución industrial que era poco visible. Blaug explica que, en sus análisis Smith da ejemplos de procesos industriales que provienen de la edad media y no de algunos que existían en su tiempo, incluso algunos como la lanzadera de Kay o la hiladora de Arkwright, iconos de la revolución industrial.
Internamente, los fisiócratas proponían un gobierno “natural”, naturalmente liberal, resumido en la famosa consigna de “laissez faire, laissez passer”, dejad hacer dejad pasar.
Como explica Eric Roll en su Historia de las Doctrinas Económicas (Fondo de Cultura Económica), “Según los fisiócratas, la sociedad humana se regía por leyes naturales que no podían nunca ser modificada por las leyes positivas del estado. Dichas leyes establecidas por una Providencia bondadosa para el bien de la humanidad, estaban tan claramente manifiestas que bastaba un poco de reflexión para descubrirlas.“ (¿Les suena haber escuchado algo así últimamente?)
El pensamiento fisiocrático tuvo, sin embargo, algunos puntos interesantes para rescatar en la actualidad. Uno de ellos es el Tableau Economic, o Cuadro Económico diseñado en 1758 por Francois Quesnay, en el cual el médico de Luis XV, expone un esquema de la circulación de la riqueza en el interno de una sociedad que servirá de inspiración para posteriores análisis estructurales de la economía. Aunque no considera la capacidad de la actividad manufacturera para generar valor a partir de la transformación del producto agrario, el cuadro es un aporte conceptual al análisis de la economía como un sistema de interrelaciones.
Un Tableau moderno incluiría el papel de la manufactura y mostraría como, el campo actual no podría producir al nivel que lo hace sin los insumos industriales, tecnológicos y de servicios (los cuales funcionan, por otra parte, sobre la base de productos industriales, como es el caso del transporte)
Otro punto interesante y contradictorio con los propios intereses de quienes apoyaban la escuela, es que, si se considera que el agro es la única fuente de riqueza, tiene que ser, también, la única fuente de tributación. Eric Roll explica: “La actitud fisiocrática hacia la tierra tiene un aire casi feudal, reforzado por su apasionada defensa de la propiedad territorial. Pero como se consideraba a la tierra como la única fuente de riqueza, la conclusión práctica era contraria al interés de los terratenientes: el impuesto único”
Si se siguiera la lógica neo-fisiocrática hasta las últimas consecuencias, y se atendiera a las pretensiones productivistas agrícolas, las retenciones, fijas, móviles o bailoteantes, o cualquier otro impuesto que se aplicara, (o el cobro de los impuestos vigentes que se evaden masivamente en el campo) serían económicamente racionales.
(Sobre cuál es el aporte del campo a la riqueza, ver Aporte del Campo y de la Industria al Crecimiento 2)
PD: respondiendo a las múltiples y típicas acusaciones de citadino que, por lo tanto, no conoce el campo: no hace falta vivir en el interior para conocer la macroeconomía del país, sin contar con que muchos de los propietarios viven más en la ciudad que en sus explotaciones y no son "hombres de campo" sino empresarios que invierten en el negocio agropecuario. Si se aceptara la crítica, sólo un industrial podría hablar de la industria (y debería considerárselo un sufriente y transpirado trabajador), sólo un pobre podría opinar sobre pobreza y sólo un comerciante sobre comercio (Y habría que considerar a Alfredo Coto un almacenero con riesgo de varices porque pasa sus días parado tras un mostrador).
Comentarios
Suponer que se puede vivir de la producción agropecuaria sin trabajar en ella, como un kuwaiti del petroleo que extraen otros.
Y no es verdad, es una actividad como cualquier otra, que debería pagar los mismos impuestos que pagan otros, y que nadie suponga que se le debe extraer más recursos que a cualquier otra actividad.
El Ministerio de Trabajo sabe donde estan, y no es en la soja o el trigo.
Estan en las hortalizas y no los tocan para que no suban de precio.
y no me dijiste nada que puse tus palabras en un cuadro de honor arriba en el blog, en cualquier momento te declaramos visitante ilustre.
Saludos a todos!