Anoche nos quedamos con Darío escuchando el debate en Diputados, sentados en el piso y en silencio, está mañana cuando nos levantamos él escribió esto:
Ver, escuchar y "sentir" a una diputada jujeña, muy joven, defendiendo con uñas y apretando los dientes, como si fuera la única vez, la última vez, con un discurso propio, con ganas, con un cuerpo pequeño que se desbordaba de la banca agigantándose por el peso y la profundidad del argumento, con la emoción contenida, un cuerpo lleno de vida, un cuerpo real, verdadero, no construido desde el ojo perverso de la cámara, un cuerpo sin límites de encuadre, sin la especulación del gesto, un cuerpo sin el vestido correcto, un cuerpo sin tapujos, un cuerpo desmedido, combativo, frágil, enervado, abierto, expuesto, pero protegido por la envoltura de sus convicciones, ¿cómo no creerle a ese cuerpo?
Aún silenciado de palabras ese cuerpo seguiría comunicando, seguiría emocionando, entonces, ¿como no creerle?
Ese cuerpo que comulga con el mío, prolongándome, haciendo resonar mi voz, su palabra, mi aliento, su respiro.-
Un cuerpo, un cuerpo diminuto, un cuerpo común, desapercibido, nos mantiene en vilo, atentos, expectantes, sin tiempo, juntos. Un cuerpo. Un cuerpo político.
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Saludos en esta mañana de alegría