La última jornada del juicio contra genocidas que se desarrolla en la provincia de Mendoza, dejó a todos con la boca abierta.
El ex- capellán Oscar Moreno, trajo la confirmación de la complicidad de la Iglesia con el Terrorismo de Estado, al defender la represión, diciendo que los detenidos del D2, a quienes aseguró no haberlos visto nunca en las celdas, “habían sido detenidos por subversivos. Los subversivos trastocan el orden y la paz, por eso estaban detenidos, era una causa nacional”.
El ex-capellán dejó los hábitos en los 80, no sin antes haber tenido grado policial en la fuerza, según las declaraciones de quien fuera jefe del D2 en los años de plomo, Pedro Dante Sánchez Camargo, y haberse sentido compañero de los oficiales Eduardo Smaha y Celustiano Lucero, a los que sin amilanarse en ningún momento pidió abrazar tras su declaración.
Moreno fue además integrante parte del CIC (Centro de Instrucción Contrasubversivo), en el que se formó el Grupo Especial 78, que integró Carlos Rico y que sería el autor de la desaparición de 11 mendocinos en Mayo de 1978 por considerarlos “subversivos residuales”.
Mientras los imputados mantienen su pétreo silencio, el ex-capellán se dedica a realizar la encarnizada defensa del Terrorismo de Estado en la provincia, él sigue siendo la voz que los acompaña en este aciago momento en que deben responder por sus crímenes. Es la voz que sugiere, que pregona que hubo una guerra santa y que los que están sentados en el banquillo de los acusados son sus compañeros de armas.
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