El 8 de noviembre se murió Massera, el dueño de la muerte en ese lugar siniestro que fue la ESMA, por donde pasaron más de 5 mil compañeros que fueron torturados, vejados, muchos de los cuales fueron asesinados y su destino aún no se conoce, por lo que continúan desaparecidos, dando lugar a aquella figura que nos hizo conocidos en el mundo, como Maradona y el dulce de leche, con perdón de Maradona y el dulce de leche, con el nombre de “la muerte argentina”, “la desaparición forzada”, y que nuestras Madres, que nacieron denunciando la existencia de los campos de concentración y de los detenidos-desaparecidos, marcaron a fuego en nuestro ADN. Se murió en una muerte blanda, oliendo a remedios y suero, con gente que lo quería a su alrededor, pese a lo que era y lo que representaba, a sus ínfulas de estadista y su deleznable condición de genocida, apropiador de pibes. Y no es que se murió impune como dice la Donda, es que se murió y uno hubiera querido, no que pasara por las mazmorras que...